No es ninguna novedad que los millennials y la nueva generación z llegaron para transformar la vida laboral, modificando las estructuras de las compañías y en muchas ocasiones, reinventando el rol de los jefes.
ctualmente 4 de cada 10 trabajadores en el mundo son millennials y, en Colombia, el 60% de los cargos están ocupados por esta nueva generación. De hecho, en empresas de tecnología esta cifra suele aumentar y se estima, según el estudio ‘Global Generations‘ de la consultora Ernst & Young (EY), que para el 2025 conformarán el 75% de la fuerza laboral mundial.
Por consiguiente, estos nativos digitales motivados por el cambio están demandando nuevas exigencias que apuntan a una transformación en la manera en que se hacen los negocios y, más allá de eso, en la creación de nuevos credos empresariales que consigan ofrecerles a sus empleados un buen “salario emocional”.
El denominado “salario emocional” apunta, en términos sencillos, a proveer a esta nueva generación de beneficios que mejoren su nivel de satisfacción como complemento al pago económico por su trabajo, incluyendo variables como un ambiente de trabajo agradable, flexibilidad horaria y un buen trato por parte de los altos rangos, factores que reducen el número de renuncias, aumentando la productividad y convirtiéndose en elementos fundamentales a la hora de retener talento.
De hecho, en empresas donde usualmente la fuerza laboral es representada en su mayoría por estos jóvenes, políticas como la flexibilidad horaria y espacial hacen parte de sus principales pilares. Aquí, el tiempo se convierte en un factor decisivo para los millennials, pues apuestan por la efectividad de sus tareas, eliminando estereotipos como el horario de oficina o la oficina en sí, pues muchas veces las tareas pueden requerir un menor tiempo y ser ejecutadas desde cualquier lugar; eso sí, teniendo claro que lo anterior no significa que la calidad y el compromiso de los trabajadores sea menor.
Por esto, para implementar modelos de salario emocional efectivos, los empresarios deben evaluar cómo está compuesta su fuerza laboral en términos de las necesidades psicológicas, sociales y afectivas para así instaurar medidas que realmente consigan ser un “plus” y beneficiar a sus empleados.
Afortunadamente, en Colombia ya existen cerca de 45 empresas, entre ellas Indra, que cuentan con el sello de Empresa Familiarmente Responsable (EFR), certificación que es expedida por la Fundación Más Familia en España y que les garantiza a sus trabajadores el equilibrio entre la vida personal y laboral.
Es así como la implementación de políticas “Familiarmente Responsables” se convierte en una alternativa eficaz para retener talento en los equipos laborales que deseen marcar la diferencia y que no quieran conformarse con lo mínimo.
Además, es bueno saber que los trabajadores cumplen con los objetivos, alentados por el genuino gusto a su trabajo, esto, sin dejar de lado que la pasión del equipo es el reflejo del éxito del negocio.
Por esto, la tarea consiste en crear ambientes laborales en la que las empresas les permitan a sus empleados dejar su huella y demostrar un liderazgo que no solo le favorezca al negocio, sino que también, sea retribuido a la sociedad.
Ver más en: Dinero