Una buena idea, al igual que un rayo, parece llegar de improvisto.
Algunas veces pasas buena parte del día buscando inspiración sin encontrarla, a veces llenas una pizarra entera con decenas de ideas, pero ninguna de ellas vale la pena, y luego, hay momentos en los que tu musa decide exprimirte el cerebro para producir una idea brillante, justo cuando ya estás en la cama listo para dormir, y a menos que te levantes y la anotes, corres el riesgo de olvidarla para siempre.
Mantener un flujo constante de buenas ideas forma parte de muchas disciplinas, independientemente de que seas un emprendedor, un creador, un fabricante o un especialista en marketing. El proceso creativo y de concepción sigue siendo hoy en día un poco misterioso. Sin embargo, dicho proceso es algo que puedes mejorar para generar buenas ideas de manera confiable
Ahora bien, ¿de dónde vienen las ideas?
No vienen por golpearte la cabeza contra tu escritorio, tenlo por seguro.
Todo lo que absorbes del mundo que te rodea se procesa en tu cerebro, y las “ideas” son sólo las relaciones entre esas cosas.
La creatividad es el proceso de conectar puntos, cada “punto” es una experiencia, un concepto o un elemento de conocimiento que has compilado.
Este es un tema recurrente en muchas historias de invención y descubrimiento.
La idea del Velcro nació cuando George de Mestral, un ingeniero suizo que caminaba por las montañas, notó que sus pantalones y el pelaje de su perro tenían cadillos pegados. Conectó los puntos entre el diseño del sistema de adherencia del cadillo y las aplicaciones que podrían tener en el mundo real para unir objetos, y que ahora, se usa en zapatos e incluso hasta en la NASA.
Probablemente, también estés familiarizado con la historia de cómo Isaac Newton definió la gravedad, después de observar una manzana cayendo de un árbol y conectar este hecho con sus conocimientos de física y matemáticas.
Lo atractivo de la ideación es cómo recurrimos a lo que ya existe para generar algo diferente, simplemente mirando los conceptos existentes desde un nuevo ángulo.
Los sombreros y los gatos, por separado, son conceptos sencillos. Sin embargo, si combinas los dos, terminarás con una idea bastante novedosa que la gente busca más de 14.000 veces al mes en Google (“sombreros para gatos”), así un concepto aparentemente tonto se convierte en una idea de negocio potencial
La mayoría de las grandes historias sobre ideas parecen haber salido de la nada, aunque las personas que tienen que ser creativas todos los días, para llegar a fin de mes, son una prueba viviente de que es posible hacerlo según se necesite.
Las cuatro etapas de la ideación intencional
El proceso creativo tal vez se entienda mejor a través del modelo descrito por Graham Wallas, que se divide en cuatro etapas:
- Preparación: Delinear el problema y los requisitos, recopilar la información.
- Incubación: Darle tiempo a tu mente para asimilar y trabajar a través de diferentes posibilidades, entre todas las que has acumulado en la etapa de preparación.
- Iluminación: “¡Eureka!”, es el inicio de una idea de trabajo.
- Verificación: Validar tu idea al verificar si cumple con todos los requisitos que estableciste en la etapa de preparación.
Si una idea no pasa la etapa de verificación, simplemente vuelve a las etapas de incubación o preparación e inténtalo de nuevo. Cualquier persona que se dedique a la resolución creativa de problemas, de manera regular, es probable que ya esté pasando por este proceso de forma intuitiva. Al desarrollar una conciencia de estas etapas y aplicar tácticas para ayudarte en cada paso, se vuelve más eficiente y puedes producir mejores ideas de manera más confiable.
1. Preparación: Ármate con la información
Mientras más información tengas, mayores posibilidades habrán.
En esta etapa se trata de saber cuáles son tus cartas y conocer las reglas del juego. En definitiva, necesitarás una comprensión sólida de tu objetivo. ¿Estás tratando de inventar un lema pegadizo?, ¿tratas de ganar una cantidad determinada de dinero extra?
Aquí es donde estableces las restricciones que aplicarás en la etapa de verificación: ¿Cuán grande es tu presupuesto?, ¿cuál es tu límite de tiempo?, ¿quién es el público objetivo para la idea?
Establece tu problema de la forma más concreta posible, para que puedas comenzar a trabajar la retrospección, (por ejemplo, “quiero ganar $1.000 para disfrutar de unas buenas vacaciones en dos meses” o “quiero alcanzar 10.000 nuevos dueños de gatos con una campaña de marketing navideña”).
Si estás abordando un problema para una empresa en la que trabajas o en la que deseas comenzar, un análisis FODA te ayudará a poner todas tus cartas sobre la mesa y a considerar los posibles obstáculos y las ventajas tanto internas como externas.
La investigación también es una parte clave de esta etapa: Toda buena investigación comienza formulando las preguntas que te ayudarán a completar la información que falta.
Anota estas búsquedas para orientar tu investigación y hacer de Internet tu aliado:
- Utiliza la búsqueda de Google para obtener más información sobre tu problema y los temas relacionados.
- Usa Google Trends para identificar los temas y tendencias en boga.
- Usa Reddit y obtén respuestas a tus preguntas y mientras “curioseas” las discusiones que te puedan aportar informaciones útiles.
- Haz preguntas o encuentra respuestas en Quora.
- Busca las soluciones existentes para tu problema y cómo se pusieron en práctica dichas ideas.
En teoría, este proceso podría repetirse eternamente, así que trata de pasar a la siguiente etapa tan pronto como puedas. El proceso creativo es complicado y es probable que regreses esta etapa si no encuentras buenas ideas.
2. Incubación: Une los puntos hasta que la idea tome forma
«No voy a dejarlo para luego; mi idea es simplemente incubar».
Suena como una excusa para no hacer nada, pero es la misma razón por la que a veces, cuando te alejas de un problema, de repente encuentras una solución. En la etapa de incubación, nos alejamos del problema y de todo lo que hemos acumulado en la etapa de preparación, dándole a nuestras mentes la oportunidad de conectar los puntos.
Reconoce que la incubación ocurre tanto de forma pasiva como activa. No te sientas mal por tomarte un descanso o hacer otra cosa si no se te ha ocurrido algo bueno . Sin embargo, puedes y debes calentar tus músculos creativos de alguna de las siguientes maneras:
- Escritura libre: Escribe sobre tu problema y simplemente anota cada pensamiento e idea, sin preocuparte por la gramática o la ortografía, o si tiene sentido. Esto no sólo es un buen calentamiento, sino que nuestros cerebros son buenos para detectar patrones, por lo que podemos encontrar algo útil en medio del desorden de palabras.
- Traza un mapa mental: Esquematiza tu problema en el medio de una pizarra o en un pedazo de papel, luego comienza a agrupar conceptos mediante líneas de trazo que puedan establecer las conexiones. Usa un pedazo de papel o una herramienta gratuita como Coggle.
- Haz una lista y esquematiza tu proceso de pensamiento: Puedes usar Workflowy (gratis), una hoja de papel o un documento de Google Docs, y crear un esquema de alto nivel, usando viñetas para ofrecer una posible solución, juntándolas en grupos y subgrupos, etc.
- Haz un diagrama de Venn: Dibuja dos o más círculos superpuestos para crear un diagrama de Venn que puedes usar para expresar diferencias en cada círculo y aspectos comunes en donde se superponen. Esto es especialmente útil para crear analogías y pensar maneras creativas para explicar algo.
- Haz eco de las ideas de otra persona: Dos cabezas piensan mejor que una. Expón tu proceso para resolver el problema a alguien de tu confianza, y aplica la antigua regla de la improvisación, “Si tenemos, y …” para seguir cada línea de pensamiento hasta donde sea posible, en lugar de rechazar cualquiera de ellas de manera prematura.
En esta etapa, es mucho más importante centrarse en la cantidad de ideas que en la calidad. No hay “malas ideas” en este punto, nunca se sabe qué conexiones inspirarán algo que puedas usar, y al menos esto preparará tu mente para la próxima etapa.
3. Iluminación: Captura las ideas que te hacen vibrar
Cuando llueve, cae a cántaros, especialmente durante una tormenta de ideas.
Este es el momento del gran descubrimiento: ¡Eureka! Es el momento que todos buscamos con ansias, cuando una idea nace en medio de un instante de inspiración. Para los inventores y emprendedores, estos momentos de iluminación, a veces pueden convertirse en la base de una buena historia fundadora, que se presenta como una avalancha de ideas cuando menos te lo esperas, y hay una razón para ello: el cerebro es más propenso a presentar estos destellos cuando el lóbulo frontal no está completamente conectado.
Hacer deberes u otras tareas en las que puedes verificar el control mental, puede ser una buena manera de distraerte del problema que tienes entre manos y dejar que se cuele en tu cabeza hasta que llegue la inspiración.
Sin embargo, cuando suceda, captura la mayor cantidad de información que tu mente pueda “ver”, mientras todavía sigues intentado otras posibilidades. Estos momentos son fugaces, por lo que es mejor capitalizarlos, siguiendo la huella de la inspiración hasta donde llegue.
Muchos emprendedores y creadores de carreras mantienen un diario de ideas de algún tipo, que es útil en esos momentos y que por lo general, es un libro pequeño o una aplicación dedicada como Evernote, Trello, Google Keep (la que uso), pero debe ser algo que puedas tener contigo en todo momento.
4. Verificación: Evaluación y ajuste de tu idea
Pon a prueba tu idea y ve si pasa la prueba.
Esta es la última etapa en la que verificas si las ideas que surgieron satisfacen realmente tus necesidades. No intentes ser objetivo aquí, desempeña activamente el papel de abogado del diablo y formula preguntas difíciles. Desecha tus ideas si no se ajustan a tus necesidades o si no puedes adaptarlas para que funcionen.
En este punto, también es importante ver cómo se ha desarrollado tu idea potencial. Las ideas verdaderamente originales son increíblemente raras, pero esto no tiene nada de malo. Al observar cómo se han implementado ideas similares, puedes ver dónde necesitas “reinventar la rueda” y dónde no, tomar lo que sientas que corresponda y mejorar donde veas oportunidades. Esto es común en el marketing, donde las nuevas ideas se inspiran en la competencia o incluso en empresas de diferentes industrias.
Si en la búsqueda de una idea, la falta de certeza te asusta porque es demasiado “poco convencional” y parece extravagante, sólo recuerda:
En un mercado concurrido, existen fracasos en la adaptación, pero en un mercado en movimiento, no sobresalir es lo mismo que ser invisible. -Seth Godin.
Si tu objetivo principal es capturar y mantener la atención de las personas, lo diferente puede ser bueno, siempre que se alinee con tu público.
Adopta la creatividad aleatoria y planificada
Por mucho que lo intentemos, no podremos activar siempre nuestra creatividad, como quien abre un grifo, cuando lo necesitamos. Puedes tratar de vencer el hábito de dejar las cosas para más tarde o encontrar trucos para enfocarte mejor, pero siempre habrá momentos en los que no podrás controlar tu proceso creativo.
A pesar de muchas afirmaciones sobre “los momentos más creativos del día”, en realidad hay mucha discrepancia en cuanto al momento en el que los creativos famosos realizaron su trabajo. La única característica común es que las personas creativas tienden a confiar en una rutina para aumentar su producción creativa.
En lugar de intentar copiar la rutina de cada persona exitosa, aprende a construir la tuya.
La creatividad es más un músculo que un bien.
La creatividad no es algo que se agote, es algo que alimentas y entrenas, y que vas más allá de sus propios límites, por lo que se vuelve cada vez más fuerte. Si la dejas tranquila, se atrofia y debilita.
Todo contribuye a consolidar un proceso creativo más fuerte. Cuanto más consumas en el mundo que te rodea y mientras más a menudo conectes dicho consumo de manera inteligente, mejor lo conseguirás.
Así que lee y aprende de todo un poco y encuentra las maneras creativas de “jugar”: ya sea escribiendo, dibujando, con improvisaciones de rap o cualquier cosa que te anime a combinar conceptos de maneras novedosas.
Haz que un rayo caiga dos veces
Si bien existen genios creativos innatos, cualquiera puede ser creativo y ser más creativo aún, al integrar la ideación y el proceso creativo en su estilo de vida. Si la creatividad no fuera una fuerza verdaderamente confiable, no habría artistas de carrera, escritores, comediantes, YouTubers o emprendedores en serie. Estas personas han integrado el proceso creativo en sus propios estilos de vida: vivir, respirar y adoptar el proceso de ideación todos los días, ser capaces de producir el fenómeno de que un rayo iluminador caiga dos, tres veces y muchas más veces cuando lo necesitan e incluso cuando no lo necesitan.
Sin embargo, el comienzo de una idea por sí sola no vale mucho, así como el proceso creativo tampoco finaliza cuando lo comienzas a implementar, al contrario, continúas conectando los puntos mientras desarrollas una idea y la haces realidad, ¡y ahí es donde comienza lo bueno!
Autor: Pablo Golan
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