“Quien entiende, interpreta y proyecta la Vida exclusivamente desde un Empleo, es como el ave que le canta a la Vida desde la estrechez de su jaula”.
Empleo y Trabajo no son sinónimos, aunque así lo entienda una gran mayoría de la gente por efecto del paradigma mental que ha formado el Sistema desde la Revolución Industrial. El Empleo es sólo una Opción para generar ingresos, y no precisamente la más rentable o productiva.
Este libro pretende que los profesionales que modelan su vida en las fronteras de un mundo laboral que NUNCA les dará el valor que calculan tener, entiendan que la vida es mucho más de aquello que ven todos los días entre las ocho de la mañana y las seis de la tarde. ¡Mucho más! Existe un mundo lleno de oportunidades, uno que para su abordaje precisa capacidades técnicas que el Empleo coarta en beneficio del Sistema.
Realidad No.1: El Empleo limita el Crecimiento Profesional
Existen profesionales de jerarquía en el contexto laboral que terminan viviendo experiencias complejas y dolorosas cuando salen del “amparo” que proporciona el Empleo. Ello no es cuestión de Actitud, puesto que muchos reúnen todas las condiciones que se demandan del carácter, es un tema de Capacidad Profesional.
En el Sistema Laboral el Profesional es un Recurso que se “adapta” a las necesidades que se tienen. Es “materia prima” que se transforma por criterios de utilidad y funcionalidad. Para los intereses del Empleo vale tanto la formación y experiencia técnica del Profesional como su capacidad de adaptación a las premisas del conjunto. Por esto mismo los sistemas laborales desarrollan un tipo específico de Profesional, uno que constituye producto de sus cualidades personales y de aquellas que el Sistema demanda. Estos “profesionales tipo” pueden tener destacado rendimiento en una Organización y uno pobre en otra; están hechos “a la medida” de los sistemas que los adoptan. En este contexto, su desarrollo profesional no alcanza dimensiones integrales, mucho menos si su experiencia sistémica ha sido prolongada.
Realidad No.2: ¿Quién es dueño de tu Tiempo?
La persona que “alquila” su tiempo en un Empleo y se sujeta a lo que en este sentido dispone el Sistema, tiene Dueño, debe reconocer Patrón. Y toda persona que invierte su tiempo en tareas cuya retribución depende exclusivamente del tiempo personal tiene como Patrón a su propio oficio. En ambos casos, cuando se acaba el Tiempo se acaba el Dinero. En ambos casos las definiciones sobre la vida propia, son ajenas.
El dinero necesario para subsistir y adquirir todas las cosas transables que se desean, debe conseguirse por medio de la Venta de conocimiento, destrezas, servicios o productos, no “alquilando” el tiempo propio. Todas las personas tienen una Capacidad de Producción distinguida de los demás, el potencial de producir algo de valor, y ése “algo” es lo que debe transarse en el Mercado.
Realidad No. 3: La “Zona de Confort” no es un problema trivial
Existe la costumbre de referirse a la “Zona de Confort” como algo “natural aunque poco aconsejable”, y esto es peligroso. La “Zona de Confort” es uno de los males más serios que acontece al hombre: lo debilita, lo priva de perspectiva y anula su potencial natural para ser agente de cambio y constructor propositivo de su realidad. El hombre que desarrolla su vida en la estrechez de su “Zona de Confort” adopta una actitud parasitaria que castiga el desenvolvimiento y bienestar de los demás.
Es posible que muchos no sean conscientes que viven en Zona de Confort o lean estas líneas “recordando a su vecino”, pero la determinación del asunto es simple: vive en Zona de Confort todo aquel que por diferentes motivos ha dejado de luchar por lo que soñó o anheló en algún momento de su vida. ¡Así de sencillo! Puesto que aquel que lucha por alcanzar lo que anhela explota su potencial, y de esta forma se inscribe entre los que Crean y no solo entre quienes demandan.
Realidad No. 4: El Empleador NO es responsable de la Felicidad del empleado
Las organizaciones NO son responsables de la Felicidad de los individuos que trabajan para ellas, no pueden serlo, por mucho esfuerzo que inviertan en el proceso. Las organizaciones son responsables (por efecto de su propio beneficio), de proporcionar las mejores condiciones posibles para que la gente desarrolle adecuadamente las tareas para las cuales ha sido convocada y por las cuales recibe una compensación. Esta responsabilidad tampoco las obliga, solo las orienta. Obligar a las organizaciones a que tengan “felices” a las personas que trabajan para ellas es una labor que no corresponde, y cuyo cumplimiento nunca podría verificarse desde la exigencia de una norma.
Más que buenas políticas de gestión de Recursos Humanos hace falta que la gente entienda que tiene responsabilidad consigo misma para cultivar su Valor y Capacidad de Producción. El Empleo no puede, bajo ninguna circunstancia, determinar el Valor de las personas, eso no sólo es triste, es también algo que denigra la naturaleza humana. Ya tiene buen tamaño la historia de generaciones enteras que transitan esta vida condicionadas por la posibilidad de tener un empleo y eventualmente ser felices en él, o considerarse finalmente afortunadas por el solo hecho de tenerlo.
Realidad No. 5: La Jubilación: ¿el fin de la historia?
Se pueden dar muchos nombres y adornos, pero la Jubilación como producto de una vida entera en el Empleo, es un tránsito violento de ser un “sol” a convertirse en la “luna”. Es una forma de terminar la Vida, no de cambiarla, puesto que uno ES todo aquello que puede dar hasta el final de sus días, uno NO ES joven y “productivo” y luego “hombre maduro con necesidad de descansar”.
Y no es que alguien se convierta en un viejo “inútil” para su familia o sus amistades, es solo una persona “disfuncional” para la lógica del Empleo. Pero esto tiene raíces tan profundas y alcance tan vasto que concluye por condicionar la calificación en todo ámbito, luego si no se es “útil” para el Empleo, entonces ya se “merece” un descanso. Y la persona jubilada, condicionada por toda una vida en el sistema, sonríe y con paciencia dice: “… ya di mi parte y me corresponde descansar”. El corazón le salta en el pecho y quiere gritar al mundo que la lista no pase sin mencionar su nombre, que se encuentra preparado como pocos para continuar en la nave, que atesora destrezas y capacidades con las que solo puede soñar un jovencito, pero… “así son las cosas”, así funciona el sistema: llegó el momento de parar.
Y como la lógica del Empleo ha conseguido asociar el concepto de trabajo al hecho de contar con un Empleo, entonces quién ya no lo tiene, “ya no trabaja”, y si no trabaja, entonces está “descansando”.
Realidad No. 6: 10 Razones por las que considerarse un Feliz Desempleado
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- El Empleo genera ingresos para “tontos” (intercambio de tiempo por dinero).
- El Empleo proporciona Experiencia LIMITADA.
- El Empleo es una forma de “domesticar” a las Personas.
- “Muchas bocas por alimentar” (impuestos, dividendos, gastos fijos, etc.)
- El Empleo representa mucho Riesgo.
- El empleado tiene “amos”.
- “Suplicando por dinero”.
- El Empleo condiciona los relacionamientos y la vida social.
- El Empleo constituye una pérdida de Libertad.
- El Empleo te convierte en un cobarde.
Realidad No. 7: ¡El Poder en manos del empleado!
Al Profesional le cuesta reconocer que en esencia el Poder para determinar el carácter de las relaciones laborales se encuentra en sus manos. Que es él quien en última instancia puede establecer el cauce de las cosas. Que hacen falta sólo dos palabras para que este circuito se vuelva virtuoso: Yo Renuncio.
Si las reglas del juego establecidas para el mercado laboral no se ajustan básicamente a los intereses personales o profesionales: Yo Renuncio; si el empleador carece de capacidad para reconocer el aporte que representa el trabajo: Yo Renuncio; si las políticas en la administración de los Recursos Humanos no se ajusta a las expectativas: Yo Renuncio.
La Renuncia es carta definitiva y determinante para condicionar el carácter de las relaciones en el trabajo y la forma que adopte el Sistema. Y es una carta que se encuentra en manos de todas las personas que trabajan. La Renuncia es también un indicador de la medida de Valor que cada profesional se asigna, no solo en términos de su capacidad técnica, sus conocimientos o la experiencia que posee, también de la estatura que tiene como persona, de la actitud que sostiene ante la vida y de la “madera” con la que está hecho.
Realidad No. 8: El Valor de una persona no lo define un Empleo
Se está presenciando un tránsito sobrecogedor en la Valoración de las cosas: cada vez más gente considera que tiene Valor en cuanto tiene un Empleo.
El Empleo se ha convertido en una forma de medir el sentido de la Vida. Ella toma uno u otro rumbo en función de las particularidades del Empleo de turno, y en su caso deja de tener sentido en cuanto aquel no existe. La “biografía” de la gente se evalúa en función de los empleos que ha desempeñado y se valora de acuerdo a la importancia que cada uno de ellos haya tenido. La “hoja de vida” de una persona está compuesta principalmente por su historia laboral.
¡El Empleo no determina de ninguna manera el Valor de una persona!, el desempeño laboral no lo califica para la Vida. El Empleo (si existiese) es una consecuencia del Valor de una persona, un efecto de la capacidad que tiene de aportar algo valioso para otros. El Empleo no es un punto de partida, es uno al que eventualmente se llega como consecuencia de que “alguien” hace uso justo de lo que vale una persona, bien en términos de sus conocimientos, aptitudes, habilidades o lo que fuese. Las personas tienen Valor específico antes de (eventualmente) tener un Empleo, mientras lo están ejerciendo y después que ya no lo poseen. Entender que la Vida no llama a sus criaturas solamente para que constituyan una enorme fuerza de trabajo y luego descansen en paz, no es sólo un imperativo moral, es una demanda existencial.
Realidad No. 9: No tengo Empleo, ¿qué hago?
Dice una frase: “Si no consigues un Empleo, ponte a trabajar”.
Si se evita interpretar la frase desde su lado irónico, se puede encontrar en ella una afirmación de notable riqueza:
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- Es un error pensar que Empleo y Trabajo son sinónimos. Aunque debiera ser fácil entender la diferencia, muchas personas no tienen la capacidad de establecerla.
- Resulta muy lógico suponer que si no se consigue un Empleo debe hacerse “algo” más que el solo hecho de insistir en ésa tarea.
- El Empleo es solo “un tipo” de trabajo, luego deben existir otros que no vale la pena ignorar, mucho menos si la búsqueda de un Empleo se torna dificultosa.
- La afirmación obliga a pensar en algo bastante elemental: ¿no existe nada más en esta Vida que pueda hacerse aparte de conseguir y tomar un Empleo? ¿Se ha llegado a este mundo para ser un empleado y nada más? ¿Es razonable suponer que sin un Empleo no existe posibilidad de habitar decentemente el planeta?
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