En busca del tiempo perdido: cómo desconectar y ser más productivo

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No tengo tiempo. No llego. Necesito desconectar. Estoy muy cansado/a. Son algunas de las frases que más repetimos los hiperconectados trabajadores del siglo XXI. Queremos ser más productivos pero a la vez, o no encontramos el tiempo o no sabemos cómo hacerlo. Corremos como Proust a todas partes, para acabar llegando tarde y mal. Nos invade la sensación de que el día se nos escapa entre las manos y cuando llega el fin de semana, todo la energía que tenemos la empleamos en descansar.

Con este ritmo de vida, es difícil dar con esa receta mágica que resuelva todos nuestros problemas. Sin embargo, sí es posible realizar pequeños ajustes, cambios en nuestro estresado y estresante modo de vida. ¿Cambios para qué? Para desconectar, para recuperar ese tiempo que nunca sobra y para ayudarnos a concentrarnos en lo que realmente importa.

#1 Desconéctate de Internet

Internet viaja contigo todo el tiempo. Desde que te despiertas por la mañana hasta que 14 horas más tarde cierras los ojos, vives conectado a la Red. Es abrumador. Porque aunque las ventajas de Internet son prácticamente infinitas, en el otro lado de la moneda encontramos toneladas de información inútil y una demanda de atención constante…que nos impide ser productivos. Así que sí, nuestro primer consejo es el más radical: desconéctate de Internet. Cancela el contrato de ADSL/fibra y vuelve a vivir casi como en los años 90.

Di adiós a Netflix, HBO, Movistar y todos esos servicios que sólo tienen sentido si tienes Internet en casa. Y ¡hola!, a una vida mucho más sencilla… en la que la única forma digital de comunicarte con el mundo que te rodea sea tu smartphone. ¿No te atreves? Haz una prueba.

Desenchufa el router y guárdalo en un cajón durante una semana. Evalúa cómo te sientes después de siete días.  Pasa a la siguiente semana. Y así hasta que hayas completado un mes. Si tu vida ha mejorado, da el salto. Siempre puedes volver.

#2 Desayuna porridge

Buena parte de la fatiga que muchos trabajadores experimentan en su día a día está directamente relacionado con cómo desayunan: bollería industrial, cereales azucarados, zumos y néctares…forman parte de una fórmula que aparte de ser poco saludable, aportan una cantidad de energía muy limitada y que el cuerpo consume rápidamente.

En el otro lado de la balanza, el porridge, un desayuno muy saludable capaz de ofrecernos toda la energía que necesitamos para prácticamente todo el día. Fácil de preparar, el porridge es una versión inglesa y mucho más moderna de las españolas gachas de avena. Frente a la austeridad española, el desayuno inglés combina la base de avena con frutos rojos, yogur (sin azúcar), miel y fruta, al gusto del consumidor.

#3 Di adiós a tu vida notificada

¿Te acuerdas que en el punto #1 te decíamos que podías mantener tu smartphone? Era un sí desde luego, pero con condiciones. La principal, decir adiós a tu vida notificada o lo que es lo mismo: limitar al máximo las notificaciones que recibes en tu terminal.  Al fin y al cabo no tiene demasiado sentido quedarse sin Internet en casa si luego vamos a estar consultando cada ding que escuchemos en nuestro teléfono.

En Android podemos hacer dos cosas: en primer lugar bloquear directamente las notificaciones que no queremos que se nos muestren en pantalla, pulsando sobre las mismas e indicando la opción “bloquear”. En iOS en cambio podemos configurar esta opción desde los ajustes del sistema. Además ambos sistemas operativos han estrenado recientemente aplicaciones para que pasemos menos tiempo pegados a nuestro terminal. “Digital Wellbeing” para Android y “Screen Time” en el caso de iOS.

#4 Escribe un diario

Escribir es uno de los hábitos más sencillos y beneficiosos que puedes poner en marcha si te lo propones. Dedicarle 10-15 minutos al finalizar el día, es la mejor forma de conectar con tus pensamientos: descubrir qué has hecho bien, qué podrías mejorar, entender cómo te sientes en realidad.

Si es uno de los ejercicios que más recomiendan los psicólogos, es porque puede llegar a ser tremendamente terapéutico. Entre sus beneficios se encuentran un aumento de la confianza en uno mismo, se potencian los sentimientos de autoestima y puede llegar a mejorar el estado general de salud.

#5 Apúntate el movimiento minimalista

Menos es más. Además de una frase hecha, el minimalismo es todo un movimiento y una forma de pensar que propugna liberar nuestra vida de todo aquello que no sea necesario o esencial. Minimalismo es descubrir que se necesita muy poco para ser feliz, para ser más productivo y cumplir con los objetivos que nos marcamos.

¿Pero cómo se convierte uno en minimalista? En primer lugar, asimilando las bases del movimiento. Para ello, nada mejor que empezar con el documental “Minimalismo: las cosas importantes” (Netflix). O si a esta salturas del artículo ya no tienes Internet en casa, puedes hacerte con el libro”Minimalismo para una vida con sentido ( Joshua Fields Millburn y Ryan Nicodemus). Además puedes consultar artículos prácticos de todo tipo en “The Minimalists”

#6 Aprende a hacer pan

Hacer tu propio pan en casa tiene, pese a lo que pueda parecer en principio, todo el sentido del mundo. En primer lugar, porque vas a comer pan de verdad y vas a darle la espalda a todos esos productos industriales de ínfima calidad que hacen pasar por pan.

En segundo lugar, el proceso mismo de elaborar pan en casa tiene algo de especial, que conecta con una de las tradiciones más antiguas del ser humano. Finalmente es un proceso que relaja, que nos ayuda a desconectar de todas esas preocupaciones y picos de estrés que hemos sufrido a lo largo de la semana.

#7 Respira…de forma consciente

Como la palabra meditación puede asustar a más de uno, hemos titulado este punto como respiración consciente, que es casi lo mismo. La meditación (o mindfulness) es según muchos expertos, una de las técnicas que mejor funcionan para combatir el estrés laboral y mejorar la concentración en lo que hacemos en cada momento.

No es de extrañar por lo tanto que empresas de todo el mundo no sólo recomienden a sus empleados practicarlo, sino que además, ofrezcan sus propios programas de respiración consciente en su puesto de trabajo.

#8 Lee cuatro libros al mes

Si no tienes Internet en casa, probablemente puedas dedicar mucho más tiempo a leer. Tanto, que a poco que recuperes en serio este hábito descubrirás que eres perfectamente capaz de leer un libro cada semana. Lee de todo: novelas, ensayos, cómics, poesía, teatro…libros técnicos relacionados con tu profesión, etc.

Combínalos, no te limites a un único tema. Descubre que hay un mundo entero por explorar, lleno de infinitas posibilidades.

#9 Borra tus redes sociales

Ya no es sólo que las redes sociales se hayan convertido en un nido de verdades a medias y fake news. Mal utilizadas, se convierten en una pérdida de tiempo, que se alejan de ese propósito inicial que no era otro que el de ayudarte a conectar con otras personas. Por supuesto bien utilizadas, puede seguir siendo una gran fuente de información y una forma de mantener el contacto con aquellos que más nos importan.

Revisa en qué redes sociales tienes presencia: cómo las utilizas y por qué.  Medita sobre qué te aporta cada una de ellas y borra tu cuenta en las que no parezcan ser tan necesarias.

#10 Elabora tu propio plan

Ver más en: Muy Pymes

 

 

 

 

 

 

 

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