El avance socioeconómico de la última década sumado a un cambio cultural y la sed de éxito está facilitando el tránsito en América Latina del emprendimiento por necesidad a negocios escalables y de alto impacto.
«La forma en la que el emprendedor está asumiendo los retos es muy diferente a como lo hacía hace unos años, está pensando en grande (…) el que emprende hoy ya no es el que no pudo conseguir un buen trabajo, sino el que desde muy joven tiene la vocación», dijo a Efe la directora de Wayra Colombia, la aceleradora de «startups» del grupo Telefónica, Johanna Harker.
Según la experta, «las economías desarrolladas le han venido apostando al emprendimiento como motor de desarrollo económico y social, y afortunadamente alrededor del 2010-2011 empezamos a ver los primeros frutos de esta tendencia en América Latina».
De acuerdo al informe Global Entrepreneurship Monitor 2017/18, el 74 % de los emprendedores en el mundo comenzaron sus negocios tras haber identificado una oportunidad.
Y aunque Norteamérica (82,6 %), Europa (75,4 %), Asia y Oceanía (74,4 %) tienen los mejores indicadores en emprendimiento por oportunidad, América Latina les sigue los pasos de cerca (71,7 %).
El «boom» del emprendimiento en América Latina ha contribuido con la innovación en otros sectores como el inmobiliario, que le apuesta a tendencias como las oficinas compartidas para «startups» y grandes negocios.
Uno de los líderes mundiales de este negocio es la estadounidense WeWork, cuya directora para Colombia, Karen Scarpetta, dijo a Efe que en América Latina «hay un verdadero auge de emprendimientos».
«No nos cansamos de escuchar historias de personas que han dejado carreras y lo han arriesgado todo para hacer sus ideas realidad y hacer un mundo mejor», aseguró.
A octubre pasado WeWork tenía en América Latina más de 34.000 miembros y 33 ubicaciones distribuidas en Ciudad de México, Monterrey, Guadalajara, Buenos Aires, Belo Horizonte, Río de Janeiro, Sao Paulo, Santiago de Chile, Bogotá, Medellín y Lima.
En Estados Unidos la compañía ya brinda espacios de trabajo colaborativo para 130.000 miembros en 24 ubicaciones en ciudades como Nueva York, Boston, Chicago, Miami y San Francisco.
Sobre las oportunidades de creación de negocios en la región también se refirió la gerente general de IBM para América Latina, Ana Paula Assis, quien visualiza terreno por explotar en áreas de tecnología como la inteligencia artificial.
«Yo creo que va a avanzar muchísimo, de hecho fue una de las tecnologías que tuvo una adopción más rápida desde que se lanzó en nuestra región (…) nuestra visión es que va a seguir avanzando», señaló la directiva a Efe.
Asimismo, comentó que hay varios aspectos que se deben tener en cuenta para que el avance masivo de esta tecnología sea «responsable», entre ellos, un uso riguroso de los datos y la capacidad de explicar cómo los algoritmos llegan a ciertas conclusiones.
«Es garantizar que todos los mecanismos de manipulación de la data y la construcción de los algoritmos sean hechos con bases éticas muy bien definidas. Para mi es el gran punto ahora para garantizar que la evolución masiva de esa tecnología sea positiva», manifestó.
Un estudio publicado en 2017 por Surfing Tsunamis y NXTP Labs revela el impacto de las tecnolatinas en América Latina, es decir, empresas privadas de base tecnológica que nacieron en la región y que en su mayoría son «emprendimientos digitales con alcance internacional».
Como parte de esta investigación se lograron identificar 123 tecnolatinas cuya valuación es superior a los 25 millones de dólares y que tienen un valor colectivo superior a los 37.700 millones de dólares.
Entre estas empresas destacan firmas como Mercado Libre (Argentina), Crystal Lagoons (Chile) o Rappi (Colombia), que hoy son citadas como casos de éxito empresarial en Latinoamérica, que sigue los pasos de EE.UU. como principal referente emprendedor.
No obstante, la brecha entre Norteamérica y los países latinoamericanos sigue siendo un tanto amplia, según se deduce del The Global Entrepreneurship Index 2018.
Estados Unidos lidera esa ránking global, que analiza las condiciones que ofrecen 137 países para emprender, con una puntuación de 83,6, mientras que los mejores clasificados en América Latina son Chile en el puesto 19 (58,5), Puerto Rico en el 41 (42,1) y Colombia en el 47 (38,2).
Johanna Harker señaló que «para nadie es un secreto que uno de los ecosistemas más evolucionados, o quizá el más desarrollado del mundo es EE.UU., con su hub de emprendimiento tecnológico en Silicon Valley».
Sin embargo, considera que «la idea no es compararnos con ellos pues vivimos en economías, sociedades y tiempos muy diferentes, pero podemos aprender mucho de ellos».
Entre los retos que aún persisten se enumeran la mejora de las condiciones laborales de los colaboradores de las «startups», la velocidad con la que avanzan las leyes en relación a modelos de negocio innovadores y la financiación.
«Aunque para los emprendedores sigue siendo un dolor de cabeza el tema de inversión y financiación, cada vez lo es menos. Nadie puede negar que las oportunidades se han multiplicado con los años», apuntó la vocera de Wayra, cuyo portafolio se compone de más de 400 «startups» activas en el mundo y hace parte de un ecosistema regional creciente de incubadoras, aceleradoras, ángeles inversores, entre otros.
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