Cuando pensamos en marketing on-line, inevitablemente nos viene a la cabeza Google con sus AdWords, y las redes sociales más conocidas, Facebook, Twitter, Instagram, Linkedin… es indiscutible el auge que viven y su importancia en cualquier estrategia que se precie. No hay que olvidar, sin embargo, la herramienta pionera en Internet y que a día de hoy sigue siendo omnipresente: el correo electrónico.
Según diferentes estudios, el uso del correo electrónico es la fórmula de mercadotecnia en Internet con mayor retorno frente a la inversión realizada, retorno que además podemos monitorizar con detalle. El envío de correos electrónicos a múltiples destinatarios, denominado emailing massivo, es una forma eficiente y económica de hacer llegar nuestro mensaje a un gran número de personas.
Mailing sí, pero mejor si va acompañado
Esta estrategia debe ser apoyada con herramientas también clásicas en el marketing digital como el posicionamiento en buscadores mediante SEO y SEM. Si llegamos a un cliente potencial mediante el correo electrónico y despertamos su interés, no es de recibo que luego no pueda encontrarnos fácilmente desde su buscador. En este punto hacen hincapié medios especializados en economía digital como CR Diario.
Desde el punto de vista del receptor de un email comercial, puede dar la impresión de que es un método extremadamente sencillo para el creador de la campaña, crear un boletín o mensaje publicitario y enviarlo a cientos de destinatarios, simplemente. Nada más lejos de la realidad, ya que una campaña bien hecha tiene detrás mucha planificación, segmentación y planteamiento de todo tipo de factores, como la adaptación a la época del año en la que va a tener lugar. No es lo mismo llegar a tus clientes en verano que durante la Navidad, por ejemplo.
Aspectos legales a tener en cuenta
En mayo de 2018 comenzó la aplicación del Reglamento General de Protección de Datos (RGPD) en toda la Unión Europea. Se trata de una regulación en la que se establece la protección de las personas físicas en lo relativo a sus datos personales, así como a la libre circulación de los mismos. Entre estos datos está, obviamente, el correo electrónico.
Con esta reglamentación se estableció la necesidad de un consentimiento expreso por parte de las personas hacia el tratamiento de sus datos, y esto afecta a cómo se pueden utilizar las direcciones de email. Para poder escribir un correo publicitario a un destinatario, es necesario que este haya dado su consentimiento, y que el mismo sea válido. En el caso de menores de 16 años, por ejemplo, sería necesario obtener el de sus padres o tutores legales.
El eterno enemigo, el buzón de spam
Aproximadamente la mitad de los correos electrónicos publicitarios no llega a sus destinatarios. Y es que, cada vez más, los proveedores de servicios de correo electrónico filtran las comunicaciones y las redirigen al buzón de correo no deseado, muchas veces en contra de los deseos del usuario.
Para evitar esta circunstancia, debemos aplicar una serie de procedimientos. Entre ellos están el cuidar el asunto de los correos, no titularlos con “oferta”, “no te lo pierdas”, no utilizar títulos en mayúsculas, etc. Echar un vistazo a nuestras propias carpetas de correo spam puede darnos pistas sobre cómo no debemos hacerlo. Para saber cómo van a tratar los servidores de correo nuestros emails, podemos realizar envíos de prueba a cuentas de nuestra propiedad en los más populares (Gmail, Yahoo, Outlook, etc.), y así comprobar si terminan en la fatídica carpeta.
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