La actividad emprendedora vive hoy un momento de esplendor. En los últimos años, el ecosistema del emprendimiento ha crecido con fuerza gracias al surgimiento de algunos factores como la digitalización, cambios en la política pública, la participación de más fondos de inversión, organizaciones de apoyo; logrando que, aunque las condiciones no sean perfectas, estén mejor que nunca y sigan mejorando.
«Esto hace pensar que el mejor momento para emprender es cuando un ecosistema sigue imperfecto y, ¡sí que lo sigue! Hoy emprender se ha vuelto como una profesión, existe un cambio de paradigma; pasar de empleado a emprendedor, teniendo cada vez una mayor conciencia, cultura y deseo por emprender».
Sin embargo, no todas son buenas noticias, si hablamos de la competitividad como un factor que demuestra el crecimiento y desarrollo de un país (un indicador que nos permite conocer la manera en la que una nación se está desempeñando en diversas áreas, como la educación, tecnología, salud, etcétera).
El ecosistema de emprendimiento tiende a ser imperfecto. Por una parte, tenemos un terreno fértil para hacer negocios con facilidad, mientras que por otro lado tenemos un país que enfrenta necesidades y falta de competitividad, pero ante el caos y la imperfección esto se representa como una oportunidad para que los emprendedores desarrollen soluciones.
La mayoría de los emprendedores en todo el mundo están motivados por oportunidad y no por necesidad, quizá hoy sea tu oportunidad.
Ante la ecuación anterior, es necesario agregar un elemento más. La innovación. Pero, no viene sola, viene relacionado a lo disruptivo, con esquemas que rompen paradigmas, para desarrollar mercados donde no existen y captar clientes que aún no saben que lo serán.
Se dice que una empresa más pequeña y con menos recursos puede aprovechar segmentos del mercado que han sido descuidados por sus competidores, generalmente de empresas más grandes dentro de un nicho de negocio establecido y exitoso.
A medida que la empresa más grande se concentra en mejorar los productos y servicios para sus clientes más exigentes, la pequeña empresa se está posicionando en el extremo inferior del mercado o está aprovechando un nuevo segmento a través de la innovación disruptiva.
«Las empresas disruptivas están explotando tecnologías para entregar productos y servicios nuevos o existentes de maneras radicalmente diferentes».
¿Qué idea tienes en mente? Es hora de explorar nuevos caminos y tener muy claros tus valores y propósitos, los cuales te ofrecerán un camino para encontrar las respuestas a tus preguntas ¿Estás trabajando en algo que te apasiona? ¿Es lo que quieres hacer por los próximos cinco a diez años? ¿El lugar donde trabajo es un terreno fértil para el emprendimiento?
Ante esta situación, las organizaciones necesitan ampliar su visión para apoyar el desarrollo de herramientas tecnológicas, la aplicación de nuevas ideas y, sobre todo, comprometerse a crear ambientes de innovación para la gente. Se trata de potenciar las cualidades humanas de los colaboradores y conseguir con el trabajo en equipo diferenciarse en el mercado.
Quizá es tiempo de cambiar de rumbo y apostar por esa idea innovadora disruptiva en este cambio de época, o mejor dicho en esta época de cambio permanente. Las oportunidades están a la mano de quien decida tomarlas y tú puedes ser el siguiente emprendedor que se atreva a transformar tu organización, la sociedad y la competitividad en nuestro país.
