Equipos humanos exitosos

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Los humanos somos seres interdependientes, sociales por naturaleza, no podemos vivir aislados unos de otros, nos complementamos en una sola sinergia que constituye el árbol llamado humanidad, cuya existencia depende de raíz, tallo, hojas y flores, trabajando en forma conjunta para producir frutos y semillas.  Similar al árbol, la empresa depende de la vida de sus partes: empleados, propietarios, comunidad y clientes. A nivel interno, los miembros del equipo de trabajo, desde sus funciones correspondientes, se convierten en los elementos que la mantienen vital.

Para aprender a vivir y empezar a producir en equipo debemos partir de una buena actitud. Transformar un grupo de personas en un equipo humano efectivo es el significado del verdadero liderazgo, obtenido a través de una educación para el emprendimiento, formadora de empleados y empleadores creativos, con un concepto colectivo de vida que integre a todos los involucrados en la organización productiva como miembros del equipo. El motor de la eficacia y la productividad es la actitud, representada en la manera de reaccionar, lo importante no es lo que nos pasa sino lo que hacemos con lo que nos pasa, es decir cómo reaccionamos ante los sucesos de la vida cotidiana. La respuesta depende del estado de ánimo y del tipo de personalidad, siendo necesario prepararnos para enfrentar conductas muy diversas. La humanidad está formada por seres diferentes, cada uno con una forma particular de reaccionar.

Estados emocionales negativos como impaciencia, odio, intolerancia, apatía y codicia, entre otros, causan el caos y la incertidumbre que dificultan la convivencia y hacen difícil el trabajo en equipo. La buena noticia es que no existe un polo negativo sin el polo positivo opuesto para dar origen a la unidad. No hay defecto sin su virtud opuesta, encontrarla, haciendo un giro interior en nuestra mente, y enfocarnos en ella, es el camino para vivir en armonía, tanto a nivel individual como en el conjunto humano del momento que nos corresponda: la familia, la empresa, el equipo deportivo, la organización social, cívica o religiosa. Una buena actitud es el constituyente fundamental de la convivencia y la eficacia.

Equipos humanos exitosos nos lleva a entender la inteligencia emocional como una aplicación de las virtudes humanas en el emprendimiento y la consolidación de la motivación en los procesos internos de la dinámica del trabajo en equipo. Aprender a trabajar en equipo, identificados con la misión y con los ojos puestos en la visión, propósitos y objetivos de la organización, es el resultado de una gestión compartida por todos los colaboradores, responsables, entre sí, de la mejor utilización del tiempo y los recursos para mejorar la productividad.

Es de fundamental importancia mantener encendida la chispa de la motivación si queremos lograr una gestión efectiva que incremente la producción. Para llegar al cliente o usuario final con el mejor producto o servicio es indispensable desarrollar una comunicación efectiva al interior del equipo que deje fluir la información a todos los niveles de la pirámide empresarial, en medio de una sana y efectiva convivencia. Crear empresa no sólo es disponer de un capital e ideas para elaborar productos o servicios que satisfagan la demanda y obtener rendimiento económico, hay que partir de la función social de la producción, recordar siempre que servir es lo primordial. Apoyada en los valores, la sana convivencia y el servicio al cliente con pasión, la empresa, hace honor a su misión y asegura la proactividad del equipo humano y convierte la dinámica productiva en una verdadera sinergia participativa que le imprime un diferenciador único, garante de la permanencia en el mercado.

Autor: Jesús Helí Giraldo

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