4 razones legales más comunes por las que fracasan los emprendimientos

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El primer emprendimiento suele fracasar por diferentes razones: producto, marca, enfoque o complicaciones legales. Estos son cuatro ejemplos de errores que no deberían cometer los emprendedores desde el punto de vista legal.

Entre 2013 y 2014, según el Global Entrepreneurship Monitor, la tasa de actividad emprendedora de Colombia alcanzó el 23,71% de entre 27,3 habitantes entre 18 años y 64 años.

Es decir que menos del 30% de la población de dicha edad tiene alguna relación con actividades de emprendimiento en el país y de ese mismo grupo poblacional, el 57,17% tiene intención de emprender; 13,63% son emprendedores nacientes; 10,34% son nuevos emprendedores y el restante 5,85% son emprendedores ya establecidos.

Sin embargo, diferentes estudios han comprobado que el primer emprendimiento suele fracasar por diferentes motivos. Algunos de ellos son los términos legales a los que deben someterse sin están familiarizados.

De acuerdo con el portal Deleyes.com, el primero de esos errores es olvidar el pago de los impuestos.

Usualmente, el emprendedor debe asumir diferentes tareas como la contabilidad, por lo que tendría que aprender a declarar renta bajo el sistema corporativo, calcular la tarifa que debe pagar, reconocer que es un agente retenedor de IVA y calcular cuánto debe pagar por dicho impuesto, así como conocer a qué tarifa de impuesto ICA debe liquidar según la ciudad en la que se encuentra o en la que realiza sus negocios.

El portal advirtió que “solo cuando recibe notificaciones, autos, mandamientos de pago o emplazamientos, es cuando el emprendedor siente una especie de angustia porque la empresa le puede deber a cualquiera, pero no al Estado”.

Lo más común es que las declaraciones de renta se presentan con información poco precisa y fuera del tiempo estipulado.

En segundo lugar está la contratación de empleados y la liquidación de sus pagos.

Ya que entre la sabiduría popular se dice que los contratos por prestación de servicios reducen los riesgos y costos de contratación, lo más común es que los emprendedores utilicen esta figura.

Sin embargo, el término fijo de este modelo de contratación termina por generarles más costos por lo que es necesario que los emprendedores primero se familiaricen con los tipos de contratos laborales en el país para determinar cuál es realmente su mejor opción.

En tercer lugar se encuentra la falta de asesoría legal para la firma de contratos de negocios.

“El emprendedor que está asesorado o que cuenta con respaldo en la elaboración o revisión de los documentos legales de la empresa, tiene una ventaja sobre un emprendedor que no cuente con ese apoyo. Este último, con el afán de ‘cerrar‘ el negocio, firma la primera versión del documento que le proponen”, advierte Deleyes.com.

Y después de cerrar el contrato, aparecen los “problemas” a la hora de ejecutar los mismos, pues es allí donde encuentran los problemas de operatividad.

Por último, está en la confusión de roles entre accionista y empleado, ya que el emprendedor suele cumplir con ambos.

“Cuando los emprendedores son accionistas de la empresa (ya sea porque fundaron la empresa, adquirieron acciones, tienen stock options, vestings o similares) y son también empleados (CEO, CSO, CMO, etc.), usualmente tienden a confundir las funciones, los derechos y las responsabilidades de ambas calidades”, señaló la plataforma.

Ya que las empresas de mayor tamaño no suelen tener a empleados accionistas, el emprendedor termina teniendo problemas para cumplir con ambas obligaciones y asistir a citas y demás compromisos a la vez que realiza sus labores como empleado.

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