Las grandes fortunas se pasan al emprendimiento social y la inversión de impacto

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La imagen del millonario tradicional, rodeado de lujos y ajeno a lo que ocurre en el planeta, empieza a ser cosa del pasado. Algunas grandes fortunas globales han visto en la inversión de impacto y el emprendimiento social, la oportunidad de ponerse en acción para dejar una huella positiva en el mundo.

“En cierto nivel, nadie merece tener tanto dinero. Creo que, si haces algo bueno, serás recompensado, pero también creo que gran parte de toda la riqueza que se puede llegar a acumular no es razonable”. Las palabras de Mark Zuckerberg, cofundador y CEO de Facebook, durante una sesión de preguntas y respuestas con sus empleados transmitida en directo a través de esta red social, han expresado una inquietud que empieza a ser constante entre las grandes fortunas: cómo dar un significado positivo a la riqueza que han conseguido en sus carreras.

El propio Zuckerberg, que cuenta con una fortuna valorada, según el ranking elaborado por la revista Forbes, en más de 70 billones de dólares, ha dado un paso importante en este sentido con la fundación, junto a su esposa Priscilla Chan, de la Chan Zuckerberg Initiative. Se trata de una compañía que desarrolla herramientas tecnológicas para resolver algunos de los retos más complejos del mundo actual, como la prevención y erradicación de enfermedades, la mejora de las experiencias de aprendizaje de los niños o la reforma del sistema de justicia penal estadounidense, entre otros. Su misión es, según declara Priscilla Chan en la web de este proyecto: “Dirigir la tecnología hacia los desafíos que darán forma al futuro de nuestros hijos”.

Inversión de impacto

La imagen del millonario filantrópico tampoco es nueva, pero en los tiempos actuales ha cobrado otro sentido, pasando del tradicional donativo a la financiación de proyectos innovadores con vocación de futuro. Es el caso de la fundación privada más grande del mundo, la Bill and Melinda Gates Foundation, cuyos creadores apenas necesitan presentación.

El fundador de Microsoft y uno de los hombres más ricos del planeta, Bill Gates, lleva al frente de esta entidad, junto a su esposa, Melinda, desde el año 2000. Con ella, financian diversos proyectos en todo el mundo a través de inversiones de impacto: “Estructuramos las subvenciones de manera que tengan sentido desde una perspectiva financiera”, explica la entidad desde su página web. Su trabajo cubre cinco áreas de actuación: salud; desarrollo; crecimiento y oportunidades; política y abogacía; y educación, esta última centrada en Estados Unidos.

En 2010, el matrimonio Gates dio un paso más allá en su carrera humanitaria y junto al también multimillonario, Warren Buffett, fundó Giving Pledge, iniciativa destinada a lograr el compromiso de las mayores fortunas a destinar públicamente más de la mitad de su riqueza a causas filantrópicas. Cinco años después, Gates creó la Breakthrough Energy Coalition, formada por un grupo de 28 inversores de alto impacto comprometidos con la financiación de empresas innovadoras en el campo de las energías limpias. Su última iniciativa ha sido la fundación, en 2016, de Breakthrough Energy Ventures, un fondo de inversión destinado a la puesta en marcha de nuevas empresas ecológicas en el sector energético.

Proyectos ambiciosos

Algunas de las iniciativas que están llevando a cabo estos millonarios pueden ser una auténtica revolución de impredecibles consecuencias en el futuro. Un buen ejemplo es el proyecto que se trae entre manos Elon Musk. El mediático fundador de Tesla ha creado Neuralink, una empresa que está desarrollando un sistema para controlar ordenadores con la mente, a través de un chip con electrodos implantados en el cerebro humano. “Un mono ya ha podido controlar un ordenador con su cerebro”, aseguró Musk durante la presentación del proyecto.

El objetivo a corto plazo de la compañía es usar esta tecnología en personas con parálisis total y, más adelante, en pacientes con todo tipo de enfermedades y trastornos neurológicos. De momento, los ensayos con seres humanos, si la Food and Drug Administration (FDA) da su consentimiento, están previstos para el año 2020.

Herederos con causa

El futuro parece que se plantea en clave de impacto positivo y millonario. Recientemente, las universidades de Zurich y Harvard han impartido, con el apoyo del Foro Económico Mundial, un curso sobre inversión de impacto, dirigido a los herederos de las grandes fortunas mundiales. El objetivo es que el selecto grupo de estudiantes que ha participado en la formación conozca a fondo los entresijos de este tipo de inversión y la implemente en las empresas de sus familias.

En la lista de asistentes se encontraban nombres como Chung Kyungsun, nieto del fundador de Hyundai y creador de Root Impact, una iniciativa que apoya a los emprendedores sociales ofreciéndoles espacios de trabajo y formación. También estaba el activista Antonis Schwarz, miembro de la millonaria familia que amasó una gran fortuna en el sector farmacéutico y fundador de Guerrilla Foundation, un proyecto que apoya a movimientos sociales en toda Europa.

Ellos son solo algunos ejemplos de esta generación de jóvenes millonarios que se ha formado en el campo de la inversión de impacto y ha obtenido las herramientas que necesita para superar los obstáculos que surjan a la hora de buscar acuerdos, realizar procesos de ‘due diligence’ y evaluar los impactos sociales y financieros de cada inversión. Aún es pronto para analizar su influencia en el mundo, pero parece que el cambio de mentalidad es posible y que los poderosos empresarios con preocupaciones altruistas como Gates o Zuckerberg pueden tener relevo en el futuro.

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