¿Suele costarte iniciar una tarea y a menudo te sorprendes aplazando los proyectos que tienes en curso? Probablemente sufres lo que se denomina procrastinación, una especie de síndrome que lleva a aplazar sistemáticamente el trabajo a quien lo padece.
La Real Academia Española define la palabra ‘procrastinación’ como la “acción y efecto de diferir o aplazar algo”. Esto es algo que puede suceder en tu vida personal, cuando aplazas una y otra vez esa visita médica, empezar a comer de manera más saludable o volver al gimnasio, o en tu día a día laboral. En este otro plano, quizás observes que te cuesta iniciar una tarea o que siempre encuentras excusas para aplazar un proyecto o para retomarlo tras un impase de descanso. Si se trata de algo puntual que detectas en ti mismo o en alguno de los miembros del equipo no deberías preocuparte en exceso, aunque sí te recomendamos buscar las posibles causas, pero si esta especie de escapismo se produce de forma habitual, quizás ponga en riesgo el rendimiento ya no solo del profesional en cuestión, sino del equipo al que reporte y a la productividad global del negocio.
Falta de confianza en los trabajadores
Entre los factores que pueden esconderse tras la decisión de aplazar una tarea hasta el último momento, los expertos citan algunos como la magnitud del proyecto en sí. Si un trabajador se siente amenazado por el volumen que entraña un proyecto, probablemente acabe desistiendo de la misión… a no ser que lo conciba como algo que puede dividirse en fases que pueden materializarse en un margen de tiempo estipulado previamente.
Los expertos también aducen como posibles causas un exceso de perfeccionamiento, que quizás nos lleve a pensar no estar lo suficientemente preparados para el reto; el miedo al fracaso y la falta de autocontrol, versatilidad y planificación, que favorecen que el proyecto se nos haga cuesta arriba. También están quienes aducen que tras el hábito de procrastinar se esconde simplemente un perfil disperso y poco disciplinado que ve cualquier distracción una excelente excusa para aparcar sus obligaciones. Esto ocurre, sobre todo de un tiempo a esta parte, con internet y las redes sociales.